Dificultad para respirar

La dificultad para respirar es un síntoma muy frecuente en personas con enfermedades cardíacas. La sensación que se siente puede describirse de distinta manera según la persona y sus circunstancias: falta de aliento, problemas para respirar, respiración pesada y, en casos más graves, respiración jadeante, asfixia o sensación de ahogamiento. El término médico disnea también puede utilizarlo su profesional de la salud para referirse a la falta de aire.

La sensación de opresión en el pecho, el malestar o la constricción, similar a la producida por una banda en el tórax, pueden ser síntomas de la falta de aire. Sin embargo, estos síntomas no son muy específicos y plantean la posibilidad de que se trate de una angina de pecho (un tipo de dolor torácico causado por la reducción del flujo sanguíneo al miocardio). Es importante que pueda describir las circunstancias en las que tiene dificultad para respirar.

Es frecuente sentir dificultad para respirar al moverse. Algunas de las actividades que debería hacer sin problemas le producen una sensación de dificultad para respirar más propia de un esfuerzo físico vigoroso. Puede sucederle al subir escaleras o cuestas, al hacer jardinería o incluso al vestirse.

La aparición puede ser muy gradual y, en ocasiones, puede haber ignorado esa dificultad para respirar a medida que envejece, pierde la forma física o tiene sobrepeso. Sin embargo, cualquier cambio en la respiración que sea evidente para su familia o cuando se compara con gente de su edad podría ser significativo.

Falta de aire en reposo y por la noche

Es importante ser capaz de reconocer la dificultad para respirar grave, que se produce incluso en reposo y puede estar asociada a la opresión torácica o a las sibilancias (un síntoma más comúnmente asociado al asma o a una enfermedad pulmonar).

La sensación de dificultad respiratoria que se produce al acostarse y que obliga a utilizar varias almohadas o a dormir en una silla por la noche (lo que también se conoce como ortopnea) es un indicio de que el funcionamiento del corazón se ha visto notablemente afectado, por lo que necesita atención médica urgente.

Despertarse por la noche con episodios graves de dificultad para respirar que también mejoran al levantarse o sentarse en el borde de la cama (lo que también se conoce como disnea paroxística nocturna) son experiencias estrechamente relacionadas e indican que los pulmones pueden estar congestionados y acumulando líquido (conocido como líquido en el pulmón).

Su médico puede identificar esta congestión al escuchar sus pulmones o en una radiografía de tórax. Estos síntomas no se asocian de forma exclusiva a la fibrilación auricular, sino que pueden ser un síntoma de cualquier condición en la que el funcionamiento del corazón se vea afectado.

También se puede observar un aumento repentino de la dificultad para respirar cuando el corazón cambia por primera vez de un ritmo normal a una fibrilación auricular. Esto puede ocurrir durante un periodo de minutos a horas y podría estar asociado con palpitaciones o una sensación de corazón acelerado.

La dificultad para respirar que se produce en reposo puede ser angustiante y normalmente hará que busque atención médica urgente. Cuando la fibrilación auricular es intermitente, y dura minutos u horas antes de volver de forma espontánea a un ritmo normal, el síntoma de dificultad para respirar puede seguir un patrón similar y se puede volver a tener respiración normal entre un episodio y otro.

Cuando informe de este síntoma a su médico, debe tener en cuenta qué factores pueden precipitar la dificultad para respirar y cualquier característica asociada, como sibilancias, palpitaciones, sensación de corazón acelerado o dolor en el pecho.

Es importante tener en cuenta que la dificultad para respirar es un síntoma de muchas afecciones médicas, por lo que su médico deberá excluir otras causas, como la enfermedad valvular, la enfermedad del músculo cardíaco, la angina u otras afecciones médicas, incluso si se ha establecido que tiene fibrilación auricular.

Por este motivo, es posible que se requiera llevar a cabo pruebas complementarias, como análisis de sangre, una ecocardiografía, pruebas de esfuerzo y pruebas de funcionales respiratorias.


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